“IN MEMORIAM” de la Dra. Concepción Figueras Nadal 


Concepción Figueras Nadal, Mai para todos los que la conocieron, se licenció en medicina y cirugía en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Barcelona en 1975. Al terminar, hizo la residencia de Pediatría en el Hospital Infantil Vall d’Hebron y trabajó 8 años (1980-1988) en la ya desaparecida atención pediátrica de urgencias del Hospital Universitari de Bellvitge. Aquel año 88 fue el del retorno al hospital en el que desarrollaría toda su labor asistencial, docente e investigadora hasta su jubilación, el Hospital Infantil Vall d’Hebron, su hospital. 

Primero como facultativa especialista y, desde el año 2005 hasta su jubilación en 2015, como jefa de la Unidad de Patología Infecciosa e Inmunodeficiencias de Pediatría. Desarrolló un proyecto que estuvo estrechamente ligado a su persona y que contó con la colaboración desde sus primeros años de pediatras de la talla de Mercè Boronat o Fernando Moraga, entre otros. Desde aquel momento, se dedicó plenamente a hacer crecer la unidad con la firme convicción de que la plena dedicación y el rigor científico eran la única manera de dar la respuesta adecuada a los problemas infecciosos de los niños/niñas y adolescentes que los padecían. La UPIIP, como todo el mundo la conoce, se había creado en enero de 1996 y progresivamente se había ido configurando como una unidad de hospitalización dedicada al estudio y tratamiento de las enfermedades pediátricas de origen infeccioso. Bajo el impulso de Mai, en 2005 incorporó la atención a los pacientes pediátricos con infección por el virus de la inmunodeficiencia humana y se consolidó como una unidad de infectología moderna, asumiendo funciones de consultoría en el diagnóstico, tratamiento y control de la infección compleja del paciente crítico e inmunodeprimido y en las diferentes especialidades pediátricas. 

Este salto fue fruto de la visión de futuro de la infectología pediátrica de Mai y posicionó la unidad como una referencia a nivel estatal en este campo, abriendo un camino que posteriormente siguieron otros centros y que culminó con la creación del PROA-NEN, un programa pionero de asesoramiento en la prescripción de antimicrobianos en Pediatría, el año de su jubilación. En los últimos años de su carrera, la actividad científica de Mai se centró en mejorar el diagnóstico y el tratamiento de las infecciones en los pacientes pediátricos con cáncer, liderando múltiples proyectos enfocados en adecuar las recomendaciones disponibles para los pacientes adultos a las peculiaridades de los niños y niñas que las sufrían. 

Toda esta labor asistencial no se entendería sin su apuesta por la investigación con una producción científica de alto nivel, la defensa de su tesis doctoral en 2006 y la creación del grupo de investigación en infección en el paciente pediátrico inmunodeprimido en el Vall d’Hebron Institut de Recerca, que lideró desde 2010 hasta su jubilación. Del mismo modo, su vinculación con la formación de estudiantes y residentes fue constante tanto desde su posición de profesora asociada clínica de la UAB como con la creación en 2009 del primer máster en infectología pediátrica en el Estado Español en la UAB, del cual era directora. 

Formó parte de la junta de diversas sociedades científicas tanto en Cataluña como en el Estado y se convirtió en experta en pediatría para la Agencia Europea del Medicamento, entre muchos otros reconocimientos. 

Pero su legado posiblemente se define mucho mejor por el impacto que tuvo en todos los que trabajamos con ella. En una época en la que el liderazgo femenino era prácticamente inexistente y escasamente reconocido, Mai estableció un liderazgo que no se imponía, fluía y se basaba en la exigencia tanto para ella misma como hacia los demás. No concebía otra forma de trabajar que no buscara la excelencia, ya que consideraba que era lo que merecía cada uno de los niños y niñas que atendía. 

Y esta forma de proceder caló y se extendió, ya que muchos de los que trabajamos con ella tenemos el orgullo de liderar actualmente la práctica totalidad de las unidades de infectología pediátrica del país. En su ambición de llegar donde el sistema sanitario no podía hacerlo, en 2014 creó la Fundación Barcelona para las Inmunodeficiencias Primarias en Pediatría, una entidad sin ánimo de lucro que desde entonces ha seguido impulsando proyectos para mejorar la vida de los niños y niñas con una inmunodeficiencia primaria y la de sus familias. 

El suyo fue un liderazgo honesto y generoso que vino acompañado de un apoyo para que las nuevas generaciones asumiéramos la responsabilidad de seguir su legado. Mai tenía muy claro que había hecho un gran trabajo de calidad y que a partir del día de su jubilación se dedicaría plenamente a su otra pasión: la familia, especialmente sus nietos, que se convirtieron en su razón de vida hasta el día que nos dejó. 

Descanse en paz, 

Pere Soler Palacín